Fondo

domingo, 20 de julio de 2014

5 razones por las que la crianza actual está en crisis, según una niñera británica

En general, soy una persona bastante optimista. Tiendo a creer que todo va a salir bien, a menos que las pruebas indiquen totalmente lo contrario; cualquiera que me conozca bien te dirá que no suelo dramatizar. Este es el motivo por el que cuando afirmo que la crianza moderna está en apuros, en crisis incluso, espero que me escuchen, y que me escuchen bien. He trabajado con niños y padres en dos continentes y durante dos décadas, y lo que he visto en los últimos años me alarma. Estos son los mayores problemas que veo:

1. Tenemos miedo a nuestros hijos

Suelo hacer una prueba por las mañanas en la que observo cómo un padre da el desayuno a su hijo. Si el niño dice: "¡Quiero la taza rosa, no la azul!" aunque la madre ya haya echado la leche en la azul, trato de observar con cuidado la reacción de la mamá. La mayoría de las veces, se pone pálida y vierte el contenido en la taza que el niño prefiere antes de que le dé un berrinche. ¡Error! ¿De qué tenéis miedo? ¿Quién manda de los dos? Deja que llore si quiere, y vete de ahí para no escuchar el llanto. Pero, por favor, no trabajes de más sólo para agradar al niño. Y, lo más importante, piensa en la lección que le estás enseñando si le das todo lo que quiere sólo por ponerse a llorar.

2. Hemos bajado el listón

Cuando los niños se comportan mal, ya sea en público o en privado, los padres tienden a encogerse de hombros como diciendo: "Así son los niños". Te aseguro que no tiene por qué ser así. Los niños son capaces de mucho más de lo que los padres normalmente esperan de ellos, en cuanto a sus modales, al respeto por los mayores, las tareas del día a día, la generosidad o el autocontrol. ¿Crees que un niño no puede quedarse sentado durante la cena en un restaurante? Nada de eso. ¿Crees que un niño no es capaz de quitar la mesa sin que se lo pidan? De nuevo, no es así. La única razón por la que no se portan bien es porque no les has mostrado cómo hacerlo y porque no esperas que lo hagan. Así de simple. Pon el listón más alto y tu hijo sabrá cómo comportarse.

3. Hemos perdido las costumbres del pueblo


Antes, los conductores de autobús, los maestros, los tenderos y otros padres solían tener carta blanca para corregir a un niño maleducado. Actuaban como ojos y oídos de la madre y el padre si los niños estaban fuera de su vista, y todo el mundo colaboraba por un interés común: criar de forma adecuada a niños y niñas. Todo el pueblo se volcaba. En la actualidad, si a alguien que no es padre del niño en cuestión se le ocurre regañarlo, a los padres no les hace ninguna gracia. Quieren que su hijo parezca el niño perfecto, y por eso no aceptan que los maestros u otras personas digan lo contrario. Montarán en cólera e irán a hablar con el profesor antes que con su hijo por haberse portado mal en clase. Sienten la necesidad de proyectar una imagen perfecta al mundo y, por desgracia, su inseguridad se ve reforzada porque muchos padres se juzgan entre sí. Si un niño se pone a berrear, todas las cabezas se girarán hacia la madre con una mirada reprobadora. En su lugar, debería ser respaldada, porque hay muchas posibilidades de que el berrinche haya tenido lugar por no haber cedido ante alguna de las exigencias de su niño. Más bien, esos observadores deberían decirle: "Buen trabajo. Sé lo difícil que resulta poner límites".

4. Confiamos demasiado en los atajos

Me parece maravilloso que los padres tengan todo tipo de aparatos electrónicos para entretenerse en un vuelo o en la sala de espera del médico. También es fabuloso que podamos pedir nuestra compra online, y que podamos calentar comida sana a golpe de microondas. Los padres están más ocupados que nunca, y estoy totalmente a favor de tomar el camino fácil siempre que sea necesario. Pero los atajos también pueden ser una pendiente resbaladiza. Cuando descubres lo bien que Caillou entretiene al niño en un avión, que no te tiente la idea de ponerle los dibujos en un restaurante. Los niños también tienen que aprender a ser pacientes. Tienen que aprender a distraerse ellos solos. Tienen que aprender que no toda la comida va a estar siempre caliente y lista en menos de tres minutos y, si es posible, también tienen que aprender a ayudar en la cocina. Los bebés tienen que aprender a tranquilizarse solos; no hay que sentarlos en una silla vibradora cada vez que se pongan quisquillosos. Los niños tienen que aprender a levantarse cuando se caen, en vez de subir los brazos para que mamá y papá les cojan. Enseña a los niños que los atajos pueden servir de ayuda, pero que resulta muy satisfactorio hacer las cosas por la vía lenta.

5. Los padres ponen las necesidades de los hijos por encima de las suyas

Naturalmente, los padres tienden a cuidar de sus hijos en primer lugar, y esto es bueno para la evolución. Yo defiendo la idea de crear un horario que se ajuste a las necesidades del niño, y que la alimentación y la ropa del niño sean prioritarias. Sin embargo, los padres de hoy en día han ido demasiado lejos, sometiendo sus propias necesidades y salud mental a las de sus hijos. Cada vez con más frecuencia veo a mamás que se levantan de la cama cada dos por tres para satisfacer los caprichos del niño. O a papás que lo dejan todo y se recorren el zoo de punta a punta y a toda prisa para comprarle a la niña una bebida porque tiene sed. No pasa nada por no levantarte en mitad de la noche para darle otro vaso de agua a tu hijo. No pasa nada si el papá del zoo dice: "Claro que vas a beber agua, pero vamos a tener que esperar hasta llegar a la próxima fuente". No pasa nada por utilizar la palabra no de vez en cuando, ni hay nada malo en pedirle a tu hijo que se entretenga solo unos minutos porque mamá quiere usar el baño en privado u hojear una revista.

Temo que si no empezamos a corregir, y pronto, estos cinco errores graves, los niños que estamos criando crecerán y se convertirán en adultos arrogantes, egoístas, impacientes y maleducados. No será su culpa, sino la nuestra. No les hemos enseñado otra cosa, nunca hemos esperado nada más de ellos. Nunca quisimos que se sintieran incómodos y, cuando es inevitable que sientan alguna molestia, no se ven preparados para ello. Por tanto, pido por favor a todos los padres y cuidadores del mundo que exijan más a los niños. Que esperen más de ellos. Que les hagan partícipes de sus luchas. Que les den menos. Que les pongan rectos y que, juntos, les preparemos para que tengan éxito en el mundo real, y no en el mundo protegido que hemos creado para ellos.

Traducción de Marina Velasco Serrano

jueves, 17 de julio de 2014

Libro recomendado:Ciencia mágica en la cocina

23234_1_cienciamagicacocina.jpg
Richard Robinson
Descubre las recetas más mágicas

Un volumen de la popular colección «El juego de la ciencia», una serie de libros dirigidos a niños, a partir de los 10 años, que ya han alcanzado un cierto nivel de lectura comprensiva. Con Ciencia mágica... los niños realizarán trucos mágicos y al mismo tiempo experimentos científicos mediante objetos y materiales domésticos.

Con Ciencia mágica en la cocina crearán un volcán en erupción, transformarán agua en zumo, conseguirán que un plátano se pele solo y... ¡descubrirán cómo convertirse en la persona más rica del mundo! Una serie de experimentos con los que asombrarán a su familia y a sus amigos.

miércoles, 9 de julio de 2014

¿Qué podemos hacer para mejorar la autoestima infantil?

La autoestima es la valoración que cada uno tenemos de nosotros mismos, de nuestras habilidades y actitudes. Para los niños, es muy importante establecer una adecuada autoestima ya que esta le va a permitir sentirse seguro de sí mismo y poder así afrontar de una manera más confiada los retos que se le presentan en el día a día.

Esta autovaloración es decisiva en el proceso de creación de la personalidad que se da durante la infancia, ya que sobre ésta los niños establecen su autoconcepto y su identidad personal. Además, también influye en la manera de relacionarse con los demás, ya que sí el niño tiene un buen autoconcepto se relacionará de forma más positiva con otros niños y adultos.

La autoestima se va forjando desde el nacimiento y puede variar, pero en la infancia y adolescencia es muy importante ya que una buena valoración de sí mismo va a favorecer un correcto desarrollo en todas las áreas, a nivel intelectual, emocional, social,…

Es importante saber que los niños, en gran parte, se valoran a sí mismos en relación a la opinión que tienen de ellos sus figuras de referencia, es decir, las personas más cercanas e importantes para él (papá, mamá, abuelos, profesores,…). Por tanto, los adultos podemos favorecer que su autoestima sea la adecuada.

¿Cómo podemos mejorar la autoestima infantil?


Reforzar sus logros: mencionar y recompensar siempre las pequeñas cosas del día a día que hacen por sí mismos y ellos solos es fundamental para que se sientan seguros de sí mismos. Además, esto tiene como fin último que sean capaces de autovalorarse de manera positiva, la base de la autoestima.

Fomentar su autonomía: es muy positivo que desde pequeños tengan pequeñas responsabilidades en casa, siempre adaptadas a las capacidades y edad de cada uno. Esto va hacer que se sientan capaces de llevar a cabo tareas por sí mismos, lo que aumentará su confianza.

Establecer límites y normas claras: saber qué cosas se pueden y que cosas no se pueden hacer permite a los niños moverse de una manera más segura en el mundo y a desenvolverse con los demás de una forma más positiva.

Permitirles experimentar por sí mismos: darles la oportunidad de experimentar y en ocasiones equivocarse, siempre con la aprobación de papá y mamá, va a aumentar su motivación a enfrentarse a nuevos retos y a sentirse más confiados para resolver pequeños problemas por sí mismos.

Evitar “etiquetar”: como hemos mencionado, los niños se valoran a sí mismos en relación a la valoración de sus figuras de referencia, por tanto, si etiquetamos a un niño conseguiremos que se comporte según esa etiqueta. Es decir, si decimos que “Ana es vaga” podemos predisponerla a comportarse de esa manera, ya que puede percibirse a sí misma así y actuar cumpliendo las expectativas puestas sobre esa etiqueta.

Quererles mucho y expresárselo: es fundamental que los niños se sientan queridos y valorados para que consigan quererse y valorarse a sí mismos. Por tanto, es muy importante no escatimar en decir Te quiero.

Por todo esto, el establecer una adecuada autoestima en los niños es fundamental para aumentar la confianza y seguridad en sí mismos y establecer las bases para crear un adulto feliz.



Elvira López-Mántaras Sánchez

Psicóloga infantil y Experta en Atención Temprana