Cuando un límite es transgredido, evita el castigo. No se aprende nada cuando los niños son lastimados o humillados. Deja atrás la idea de que para hacer que los niños aprendan de sus actos, primero deberás hacer que paguen por ellos. Las herramientas que te presento a continuación son ideas alternativas que tú como papá, mamá, o cuidador, podrás tomar para educar a tu hijo(a) o a un niño(a).
Ten presente que cada individuo y familia son únicos, es por eso que deberás escoger aquellas herramientas que sean funcionales de acuerdo a ello.
1. Haz preguntas: ¿Qué pasó?; ¿Y ahora, cómo lo resolverás?; ¿Qué crees que ocasionó que pasara?; ¿Qué aprendiste de esto? Es probable que las primeras veces que implementes esta herramienta, tus hijos contesten “no sé” porque están desconcertados sobre la nueva forma en que actúas cuando ellos sobrepasan un límite, entonces, si te contesta “no sé” tú simplemente dile: “eres bueno(a) resolviendo problemas, ¿porqué no lo piensas un momento y luego retomamos para que me cuentes tus conclusiones?”.
2. Evita las luchas de poder. Cuando tu hijo esté en negación y no te haga caso, evita entrar en lucha de poderes para tratar de obligarlo porque esto puede ser muy desgastante y un círculo visicioso. En muchas ocasiones es muy efectivo decirle lo que tú harás en lugar de obstinarse en que él cumpla una orden en ese mismo instante, por ejemplo: “Lavaré solo la ropa que esté en el cesto”, ó “Si no juntas tus juguetes luego de jugar con ellos, como quedamos, lo recogeré yo y quedarán guardados por un día”.
3. Expresa cómo te sientes: “Estoy muy molesta(o) por lo que acabas de hacer y me gustaría contar con tu ayuda para solucionarlo”.
4. Confía en que tu hijo(a) sea quien es diciendo: “Estoy seguro(a) que puedes pensar en una solución útil para resolver este problema, confío en ti”.
5. Motiva el respeto diciéndole a tu hijo(a): “Sé que puedes decir lo mismo de una manera respetuosa, no responderé a esos modos”.
6. Aplica tiempo fuera positivo diciendo: “Estoy muy enojada(o) con lo que acabas de hacer, pero como me importas, esperaremos a que podamos calmarnos ambos para ser respetuosos y continuar con esta conversación.
7. Actúe sin hablar: Simplemente tome la mano del niño(a) y muéstrele lo que debe hacer.
8. Utilice frases amables y firmes a la vez: “Es momento de subirnos al auto, jugaremos a lo que tú quieres más tarde”.
9. Cuando el niño está en pleno berrinche (fuera de casa), lo tomas de la mano (o en brazos) y le dices: “Es necesario irnos ahora, lo intentaremos otro día”.
10. Aplica la consecuencia lógica que se haya acordado en la junta familiar: Habla previamente con tus hijos y diles qué pasará si una regla no se cumple para que esté prevenido y sepa que sus elecciones tienen consecuencias.
11. Re-dirige la conducta: Los niño(a)s (y todas las individuos), están más dispuestos a reflexionar sobre sus actos cuando sus padres (u otras personas), les dan la posibilidad de intentarlo nuevamente en lugar de humillarlos por lo que hicieron. Así que si tu hijo hace algo que te disgusta, invítalo a hacer algo útil para la familia como una forma de recuperarse de su error.
12. Sé un ejemplo congruente: Si lo que estás tratando de pedirle a tu hijo(a) es que se calme y reconsidere sus acciones, no podrás hacerlo desde el enojo o la ira que sientes por lo que él/ella hizo. Deberás primero poder calmarte tú y pensar para saber que le dirás o cómo actuarás.
13. Aplica la fórmula: “privilegio = responsabilidad / falta de responsabilidad = pérdida de privilegio”. Tener cosas que nos alegran o facilitan la vida es un privilegio, la responsabilidad que acompaña a ese privilegio es cuidarlas.
14. Juntas Familiares: Cuando un límite sea transgredido una y otra vez, en lugar de caer en cantaletas del tipo “pero lo hemos hablado cien veces”, retoma el asunto para discutirlo en junta familiar y entre todos elaboren una alternativa más efectiva.
15. Considera los comportamientos desafiantes como oportunidades para adquirir habilidades de vida: Por ejemplo, después de un berrinche ya en la etapa de calma, invita a tu hijo a platicar sobre lo sucedido, enséñales cuáles son las formas correctas de hacer o pedir las cosas. Conforme vaya creciendo, irá incorporando estos aprendizajes.
16. Ayúdalo a identificar sus emociones: Expresar lo que pensamos y sentimos no es cosa fácil. Ni siquiera muchos adultos pueden hacerlo. Crea una cartulina con caritas (emoticons) con expresiones básicas como alegría, tristeza, enojo, miedo, asombro, etc. y enseña a tu hijo sobre esas emociones. Dile que cuando no pueda decirte como se siente, puede recurrir a la cartulina para señalártelo.
17. Usa cuentos y juegos para entrar en su mundo. El juego y los cuentos son primordiales en la infancia y un excelente camino para educar. Adquiere libros que fomenten valores, que hablen de hábitos y situaciones de la vida cotidiana que pudiera vivir tu hijo y léelos con él/ella. En algún momento que vivas una situación relatada en alguno de los cuentos, recurre a esa información como auxiliar en el problema.
18. Entrena y da seguimiento: Nadie nace sabiendo, por tanto, si queremos que nuestros hijos sean cooperadores y hagan las cosas que les pedimos, en necesario tomar el tiempo previo para entrenarlos y explicarles los procedimientos. Jugando también se puede enseñar, no olvides que el aprendizaje se adquiere mejor si está relacionado a una experiencia positiva.
19. Conecta con tu hijo(a): Nunca olvides que el arma más poderosa para evitar el mal comportamiento es darle a tu hijo(a) el mensaje de amor. Asegúrate de hacerle saber que es importante y valioso(a). Como dijo el Dr. Dreikurs: “Un niño mal portado es un niño desalentado” Alienta a tu hijo(a) con amor y conéctalo a tu familia.
20. Sigue la regla de oro de la crianza respetuosa: Ponte en el lugar del niño y trátalo cómo te gustaría ser tratado en la misma situación.
Carla Herrera
Educadora Certificada en Disciplina Positiva
sábado, 25 de octubre de 2014
Cambios en el paisaje de hielo (el Ártico). ¡Espectacular!
A propósito del tema que estamos tratando esta semana en conocimiento del medio (LAS ROCAS Y CAMBIOS EN EL PAISAJE), veréis un cambio de paisaje de acción rápida, concretamente todo ocurre en 75 minutos. ¡Es único!
viernes, 24 de octubre de 2014
miércoles, 22 de octubre de 2014
Las terribles consecuencias de "etiquetar" a los hijos
Las terribles consecuencias del «efecto pigmalión» sobre los hijos
CARLOTA FOMINAYAcarlotafominaya / Madrid
Las etiquetas que ponemos a los niños pueden generar comportamientos no deseados
«Es muy tímido», «es muy malo y desobediente», «no se entera de nada», «es pasivo»... Lo que pensamos, lo que decimos... A veces no somos plenamente conscientes pero juzgamos y etiquetamos a los niños prematuramente, condicionando su comportamiento y produciéndoles unas heridas que, metafóricamente, pueden llegar a estar sangrando durante muchos años si no se reconocen y cicatrizan correctamente. Es el llamado «efecto pigmalión» de los padres sobre los hijos, o de los profesores sobre los alumnos. «Demasiadas veces se pronuncian expectactivas o prejuicios durante el proceso comunicativo con los más pequeños sin tener en cuenta que en el futuro pueden originar sentimientos, comportamientos o rendimientos no esperados y/o deseados», apunta Alba García Barrera, profesora de Psicología de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima). «En toda relación entablada con niños y adolescentes debe prestarse especial atención a la forma en que expresamos y transmitimos nuestras ideas, especialmente aquellas que afectan a su propia forma de ser, actuar o pensar sobre una determinada cuestión. En estas etapas los jóvenes se encuentran en pleno desarrollo físico, psicológico y afectivo, por lo que son altamente vulnerables a la influencia que puede llegar a ejercerse sobre ellos por medio de la comunicación. Es bastante fácil que, con nuestras palabras, afectemos al autoconcepto y la autoconfianza del niño», explica García Barrera.Es muy fácil afectar de forma inconsciente ae los niños con nuestras palabras
¿Por qué sucede esto? «Porque solemos olvidar que una persona desarrolla su autoconcepto en función de las expectativas que depositan sobre nosotros las personas de referencia en nuestro entorno», prosigue esta especialista. «Es decir, un niño va formando el concepto que tiene de sí mismo en base a las valoraciones que recibe de sus padres, de sus abuelos, de sus tios, de sus maestros... Y si bien de pequeñito no le consideran capaz de hacer determinada cosa, muy probablemente acabe siendo incapaz de hacerla. Y no porque no tenga capacidad o habilidades suficientes, sino porque su entorno más próximo le está transmitiendo este mensaje, que difícilmente le invitará siquiera a intentarlo, a probar suerte... Se sentirá menos capaz que ellos y pensará que no puede hacerlo, que no tiene capacidad suficiente... y por tanto, será peor. Esto es lo que se conoce como "efecto Pigmalión" y ya fue demostrado en un estudio por Rosenthal y Jacobson», advierte.
«Trato diferencial» entre hermanos
Por otra parte las expectativas, prosigue esta docente, pueden depositarse en base al llamado «efecto halo». «Pongamos un ejemplo. En el entorno familiar sucede a menudo a través de las comparativas directas e indirectas con los hermanos, ya sean mayores o pequeños. Es común escuchar a un padre o a una madre decir a su hijo, cuando se está portando mal, "a ver si aprendes de tu hermano". Incluso muchas veces se tiende a regañar siempre al niño que se suele portar mal, solo por el hecho de que suele hacerlo con frecuencia, cuando en un momento dado ha podido ser al revés. Ningún niño se porta siempre bien, ni ningún niño se porta siempre mal. Y como padres debemos intentar ser justos y congruentes con ello», añade García Barrera. Al niño que se suele comportar mejor se le regaña menos, y al contrario
Porque además, continua esta especialista, muchas veces se tiende a idealizar el comportamiento del hijo que suele comportarse mejor, y se le regaña menos, se le castiga menos y, en definitiva, se suele tener más paciencia con él que con el que suele portarse peor. «A esto se le llama "trato diferencial", y afecta directamente al autoconcepto, la autoestima y el rendimiento del niño. De hecho, influye en sus respuestas comportamentales, ya que cuando el niño es consciente de que sus padres esperan que tenga un mal comportamiento, tiende aún más fácilmente a tenerlo», asegura esta profesora de Psicología.
Ámbito escolar
Y en el ámbito escolar sucede exactamente lo mismo, afirma esta especialista. «El docente suele tender a poner notas más bajas a aquellos estudiantes que suelen rozar el aprobado, y notas más altas a quienes suelen sacar sobresalientes, aunque por determinadas circunstancias no sea así... Y esto influye en el autoconcepto del alumno y lo que se siente capaz de hacer». En este sentido, propone García Barrera, «hay que prestar atención a los comentarios que realizamos en casa sobre las notas que obtienen nuestros hijos, sin encasillarles, ni esperar determinados resultados. Pero ojo, esto no quiere decir que no haya que exigirles, sino que hay que procurar escucharles, entenderles y animarles a sacar todo el potencial que llevan dentro». Debemos motivar y elogiar a nuestros hijos
En definitiva, debemos tener en cuenta que la capacidad autopercibida tanto del niño como del adolescente se modela en gran medida en función del «feedback» (respuesta) que le proporcionemos. «Lo que digamos acerca de sus capacidades y habilidades va a influir directamente sobre lo que se considere capaz de hacer. Por eso debemos motivarle y elogiar sus capacidades. Si el niño se siente capaz de hacer algo, y además siente interés por conseguirlo, actuará de forma motivada y será probable que alcance sus metas», concluye esta profesora.
Para potenciar la autoestima
—Aceptar y respetar al niño.
—Reconocer sus posibilidades y limitaciones.
—Crear un ambiente agradable y de confianza.
—Potenciar la comunicación. ¿Cómo? Mediante la pregunta y la escucha. Nos conviene preguntar para mantener un clima de seguridad y confianza imprescindible llegada la adolescencia. Y escuchar de forma activa, claro: Debemos mostrarle que realmente le estamos escuchando y que nos interesa lo que nos tiene que contar.
—Prestar atención al lenguaje verbal y no verbal.
—Favorecer la iniciativa del niño, estimular la exploración y el descubrimiento.
—Definir con claridad los objetivos y comprometer a los jóvenes su logro.
—Involucrar a los niños en el establecimiento de las normas y animarles a respetarlas.
—Tener expectativas realistas y positivas sobre las posibilidades de los niños.
—Cultivar la empatía, lo que equivale a ponerse en el lugar del niño, aceptarle y comprenderle.
—Hacer juicios positivos sobre los niños y evitar los negativos. Debemos tener en cuenta que el elogio, siempre que se produzca a continuación de un determinado comportamiento o conducta, sirve para reforzarla. Cuando realicemos una crítica, por contra, debemos destacar su capacidad y transmitirles que podrán mejorar si realizan un mayor esfuerzo o utilizan una estrategia distinta.
CARLOTA FOMINAYAcarlotafominaya / Madrid
Las etiquetas que ponemos a los niños pueden generar comportamientos no deseados
«Es muy tímido», «es muy malo y desobediente», «no se entera de nada», «es pasivo»... Lo que pensamos, lo que decimos... A veces no somos plenamente conscientes pero juzgamos y etiquetamos a los niños prematuramente, condicionando su comportamiento y produciéndoles unas heridas que, metafóricamente, pueden llegar a estar sangrando durante muchos años si no se reconocen y cicatrizan correctamente. Es el llamado «efecto pigmalión» de los padres sobre los hijos, o de los profesores sobre los alumnos. «Demasiadas veces se pronuncian expectactivas o prejuicios durante el proceso comunicativo con los más pequeños sin tener en cuenta que en el futuro pueden originar sentimientos, comportamientos o rendimientos no esperados y/o deseados», apunta Alba García Barrera, profesora de Psicología de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima). «En toda relación entablada con niños y adolescentes debe prestarse especial atención a la forma en que expresamos y transmitimos nuestras ideas, especialmente aquellas que afectan a su propia forma de ser, actuar o pensar sobre una determinada cuestión. En estas etapas los jóvenes se encuentran en pleno desarrollo físico, psicológico y afectivo, por lo que son altamente vulnerables a la influencia que puede llegar a ejercerse sobre ellos por medio de la comunicación. Es bastante fácil que, con nuestras palabras, afectemos al autoconcepto y la autoconfianza del niño», explica García Barrera.Es muy fácil afectar de forma inconsciente ae los niños con nuestras palabras
¿Por qué sucede esto? «Porque solemos olvidar que una persona desarrolla su autoconcepto en función de las expectativas que depositan sobre nosotros las personas de referencia en nuestro entorno», prosigue esta especialista. «Es decir, un niño va formando el concepto que tiene de sí mismo en base a las valoraciones que recibe de sus padres, de sus abuelos, de sus tios, de sus maestros... Y si bien de pequeñito no le consideran capaz de hacer determinada cosa, muy probablemente acabe siendo incapaz de hacerla. Y no porque no tenga capacidad o habilidades suficientes, sino porque su entorno más próximo le está transmitiendo este mensaje, que difícilmente le invitará siquiera a intentarlo, a probar suerte... Se sentirá menos capaz que ellos y pensará que no puede hacerlo, que no tiene capacidad suficiente... y por tanto, será peor. Esto es lo que se conoce como "efecto Pigmalión" y ya fue demostrado en un estudio por Rosenthal y Jacobson», advierte.
«Trato diferencial» entre hermanos
Por otra parte las expectativas, prosigue esta docente, pueden depositarse en base al llamado «efecto halo». «Pongamos un ejemplo. En el entorno familiar sucede a menudo a través de las comparativas directas e indirectas con los hermanos, ya sean mayores o pequeños. Es común escuchar a un padre o a una madre decir a su hijo, cuando se está portando mal, "a ver si aprendes de tu hermano". Incluso muchas veces se tiende a regañar siempre al niño que se suele portar mal, solo por el hecho de que suele hacerlo con frecuencia, cuando en un momento dado ha podido ser al revés. Ningún niño se porta siempre bien, ni ningún niño se porta siempre mal. Y como padres debemos intentar ser justos y congruentes con ello», añade García Barrera. Al niño que se suele comportar mejor se le regaña menos, y al contrario
Porque además, continua esta especialista, muchas veces se tiende a idealizar el comportamiento del hijo que suele comportarse mejor, y se le regaña menos, se le castiga menos y, en definitiva, se suele tener más paciencia con él que con el que suele portarse peor. «A esto se le llama "trato diferencial", y afecta directamente al autoconcepto, la autoestima y el rendimiento del niño. De hecho, influye en sus respuestas comportamentales, ya que cuando el niño es consciente de que sus padres esperan que tenga un mal comportamiento, tiende aún más fácilmente a tenerlo», asegura esta profesora de Psicología.
Ámbito escolar
Y en el ámbito escolar sucede exactamente lo mismo, afirma esta especialista. «El docente suele tender a poner notas más bajas a aquellos estudiantes que suelen rozar el aprobado, y notas más altas a quienes suelen sacar sobresalientes, aunque por determinadas circunstancias no sea así... Y esto influye en el autoconcepto del alumno y lo que se siente capaz de hacer». En este sentido, propone García Barrera, «hay que prestar atención a los comentarios que realizamos en casa sobre las notas que obtienen nuestros hijos, sin encasillarles, ni esperar determinados resultados. Pero ojo, esto no quiere decir que no haya que exigirles, sino que hay que procurar escucharles, entenderles y animarles a sacar todo el potencial que llevan dentro». Debemos motivar y elogiar a nuestros hijos
En definitiva, debemos tener en cuenta que la capacidad autopercibida tanto del niño como del adolescente se modela en gran medida en función del «feedback» (respuesta) que le proporcionemos. «Lo que digamos acerca de sus capacidades y habilidades va a influir directamente sobre lo que se considere capaz de hacer. Por eso debemos motivarle y elogiar sus capacidades. Si el niño se siente capaz de hacer algo, y además siente interés por conseguirlo, actuará de forma motivada y será probable que alcance sus metas», concluye esta profesora.
Para potenciar la autoestima
—Aceptar y respetar al niño.
—Reconocer sus posibilidades y limitaciones.
—Crear un ambiente agradable y de confianza.
—Potenciar la comunicación. ¿Cómo? Mediante la pregunta y la escucha. Nos conviene preguntar para mantener un clima de seguridad y confianza imprescindible llegada la adolescencia. Y escuchar de forma activa, claro: Debemos mostrarle que realmente le estamos escuchando y que nos interesa lo que nos tiene que contar.
—Prestar atención al lenguaje verbal y no verbal.
—Favorecer la iniciativa del niño, estimular la exploración y el descubrimiento.
—Definir con claridad los objetivos y comprometer a los jóvenes su logro.
—Involucrar a los niños en el establecimiento de las normas y animarles a respetarlas.
—Tener expectativas realistas y positivas sobre las posibilidades de los niños.
—Cultivar la empatía, lo que equivale a ponerse en el lugar del niño, aceptarle y comprenderle.
—Hacer juicios positivos sobre los niños y evitar los negativos. Debemos tener en cuenta que el elogio, siempre que se produzca a continuación de un determinado comportamiento o conducta, sirve para reforzarla. Cuando realicemos una crítica, por contra, debemos destacar su capacidad y transmitirles que podrán mejorar si realizan un mayor esfuerzo o utilizan una estrategia distinta.
martes, 21 de octubre de 2014
lunes, 13 de octubre de 2014
viernes, 10 de octubre de 2014
miércoles, 8 de octubre de 2014
Trabajos Septiembre
Aquí tenéis fotos del trabajo de plástica de las estaciones del año y de otros experimentos que han ido trayendo: desde cómo hacer un tornado, hasta veletas y anemómetros.¡Todo unos genios!
Desayuno semanal
Os recuerdo que el desayuno semanal es el siguiente:
Martes: bocadillo
Miércoles: varios ( galletas, magdalenas, zumos,...)
Jueves: fruta
Viernes: bocadillo
viernes, 3 de octubre de 2014
Los Relieves del Paisaje. Cono Tema 2. 4º
Aquí os dejo un vídeo que espero os ayude a aclararos los conceptos que estamos dando en cono tema 2.
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