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martes, 22 de abril de 2014

Los niños reciben 400 órdenes al día


"Ponte la chaqueta" "No juegues con la comida" "Ten cuidado, te vas a manchar" "No hagas eso" "Mira, hazlo así como yo" "No grites" "No llores" "No pegues a tu hermano"... Imaginaos así hasta 400 veces al día. ¿Cómo os sentiríais? Pues así es un día normal de un niño de 2 años, según esta investigación.


Al verlo así, escrito todo de seguido, nos resulta exagerado; sin embargo, cuando escuchamos a un padre o madre con su hijo nos resulta algo normal. Es más, pensamos que forma parte de la educación: cuando los niños hacen algo mal hay que enseñarles, además tienen que saber qué está bien y qué está mal.

Pero, si nos paramos a pensarlo esta forma de hablar, llena de órdenes e imposiciones solo la tenemos con los más peques. No penséis que solo lo hacemos con los niños que "se portan mal", lo hacemos con todos. Es más, esta forma de relacionarnos con los peques aparece con frecuencia hasta en el juego, la actividad donde deberían tener una mayor libertad: "No le des de comer así al bebé" "Le tienes que cantar una nana para que se duerma".

¿Qué pasaría si nos hablasen así a los adultos? Muchos pensaréis, mis padres lo siguen haciendo a pesar de mi edad: "Uy, métete la camisa por dentro". Otros os estaréis acordando de vuestro jefe o superior: "Quiero el informe para esta tarde. No me valen excusas". ¿Y cómo os hace sentir? Pues ahora imaginaos así las 24 horas del día, todos los días de la semana. Acabaríamos frustrados de no poder expresarnos libremente y poder tomar decisiones por nosotros mismos.

Ahora si sois padres o educadores, os invito a pensar cuántas normas le damos al niño al cabo de una hora. Si no lo tenéis claro o pensáis que son pocas, coged una hora en la que soláis estar con el peque y haced un recuento del número de veces que le dais una órden, o le decís "No". Seguro que os sorprenderá la cantidad de veces que lo hacéis, porque suele ser algo de lo que no nos damos cuenta, lo hacemos sin pensar.

Tomar conciencia de ello y pensar en como nos sentimos nosotros cuando nos lo hacen, nos ayudará a educar en positivo teniendo más en cuenta las emociones de los peques.

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