1. Entiende al niño. Ponte en su lugar, identifica las creencias y sentimientos que están detrás del comportamiento, entiende las razones por las cuales los niños/as hacen lo que hacen, y trabaja para cambiar esas creencias en lugar de tratar de cambiar simplemente el comportamiento.
2. Ayúdale a pensar, razonar y decidir su comportamiento de forma racional, no solo emocional.
3. Actúa como ejemplo para el niño/a. Los pequeños aprenden mucho más de lo que ven que de lo que escuchan.
4. Establece los objetivos de conducta que queremos conseguir, involucrando al niño/a, y elabora un plan consensuado para conseguirlo.
5. Se firme en tus decisiones, límites y normas pero con amabilidad y con cariño.
6.Dialoga con el niño/a, permitiéndole explorar las consecuencias de sus decisiones, utilizando de esta forma el error como fuente de aprendizaje (mediante preguntas y reflexión, en lugar de castigos para que paguen por su error).
7. Enfoca en las soluciones, y no solo en el problema, haciendo al niño/a participe en las mismas.
8. Desarrolla su autonomía, que sea una persona capaz de decidir.
9. Critica la acción y no a la persona. Debemos prestar atención a la autoestima de los pequeños.
10.Riñe o castiga si es necesario, pero siempre desde el respeto y sin transmitir miedos.
Celia Rodríguez Ruiz
Psicóloga y Pedagoga
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